Gracias, 2024: Un Año de Transformación y Confianza Plena

2024, realmente has sido un año intenso y transformador.

Escribo estas palabras con lágrimas en los ojos porque, al mirar atrás, me asombra todo lo que ha sucedido en solo 366 días. Este año no solo crecí internamente, sino que ese crecimiento comenzó a reflejarse cada vez más en mi exterior.

Empecé el año sin certezas, sin saber dónde estaría ni qué rumbo tomaría mi vida. Lo había soltado todo: mi negocio, mi comunidad y hasta mi hogar. Al inicio de 2024, me encontraba en Argentina, con la posibilidad de quedarme a vivir allí, aventurarme por Latinoamérica como mochilero o regresar a lo que hoy llamo casa: Barcelona.

La única promesa que me hice fue confiar. Confiar en la vida, en mi intuición y en lo que mi corazón me dijera.

Ese comienzo marcó todo lo que vendría después. Con cada decisión, me dejé guiar por mi intuición, incluso cuando era difícil silenciar la mente analítica que tantas veces había dominado mi vida.

Mes a mes, construí una nueva vida.

En enero, viajé al sur argentino, me sumergí en la naturaleza, dormí en carpa y pasé horas mirando las estrellas, preguntándome qué sería de mi vida.
En febrero, Córdoba me recibió con amigos, risas y lecciones de amor. Un amor no correspondido me rompió momentáneamente, pero terminó convirtiéndose en una gran lección de amor propio y resiliencia.
Marzo trajo un llamado claro: regresar a Barcelona. Pero antes de partir, sané la relación con mi padre. Hoy, puedo decir con orgullo que es mi mejor amigo.

Abril llegó con desafíos: pocos ahorros y sin ingresos, pero con una herramienta poderosa en mis manos: la Bioexistencia Consciente. Había concluido con éxito el camino Humano Puente. Aunque mi cuenta bancaria seguía bajando, mi confianza en mí mismo no dejaba de crecer.

En mayo, tuve que tomar una decisión clave: buscar un trabajo o lanzar mi marca personal. Confié en mí, y ese paso no solo me permitió ponerme al servicio de los demás, sino que también reforzó mi amor propio.

Junio, julio y agosto trajeron proyectos, colaboraciones y nuevas personas que impulsaron mi expansión. Talleres, retiros, festivales... mi propósito comenzó a manifestarse con claridad.

Septiembre fue el mes de un sueño cumplido: facilitar talleres por el mundo. En Guatemala, junto a mi equipo, compartimos la medicina de la respiración, los baños de hielo y los círculos de palabra. Ver cómo estas herramientas transformaron vidas me llenó de gratitud y propósito.

Octubre y noviembre fueron meses de foco y acción. Dejé atrás excusas y me dediqué a construir un negocio alineado con mi propósito, que no solo ayude a sanar y evolucionar a las personas, sino que también me permite vivir con libertad de tiempo, dinero y ubicación.

Finalmente, en diciembre, comencé a cosechar los frutos de todo lo sembrado: confianza, estabilidad y un negocio en marcha.

Hoy miro hacia atrás y agradezco.

Este año me rompí y me reconstruí. Sané relaciones, aprendí a amarme como nunca antes, enfrenté miedos y salí de mi zona de confort. Alcancé récords de facturación tras meses sin ingresos, viajé por el mundo cumpliendo sueños y, sobre todo, sentí.

Lloré más que nunca, y cada lágrima fue un recordatorio de lo vivo que estoy.

La vida es un regalo maravilloso cuando decides confiar en ti mismo, en tu intuición y en algo más grande que siempre está ahí para acompañarte.

Gracias por acompañarme en este camino. Recuerda: todo comienza con confiar en ti mismo/a.

Me amo, te amo, nos amo.

Stefano Bonanno

Mi nombre es Stefano Bonanno, soy coach, terapeuta, e instructor de movimiento y respiración, con una profunda pasión por el crecimiento personal y una constante búsqueda de evolución.
Estoy dedicado a ayudar a otros a tomar control de sus vidas y a crear su realidad de manera consciente, compartiendo las herramientas que han enriquecido mi evolución personal y profesional a través de mis sesiones, taller y programas.

https://www.stefanobonanno.com
Anterior
Anterior

¿Cómo elevar tu nivel de consciencia?

Siguiente
Siguiente

Transforma tu vida a través del entrenamiento diario: “Every Day is a Training Day”