¿Desde dónde compites? ¿Desde el ego o desde tu esencia?

Este post es una invitación a mirar hacia adentro.
A que te hagas una pregunta sencilla, pero poderosa:
¿Desde dónde estás compitiendo?

¿Desde la necesidad de demostrar algo a alguien… o desde la plenitud de tu ser?

Hoy quiero compartirte una historia personal.

Una experiencia profunda que viví en mis últimos años como deportista competitivo.
Ojalá que, al leerla, puedas reconocerte en algo de este camino y te inspire a actuar más desde tu esencia… y a disfrutar más de la vida.

Competir para validarnos… o competir para reconectar con uno mismo

Durante más de veinte años, competir fue parte de mi identidad. Desde mis días como nadador, hasta triatlones, carreras de obstáculos y torneos de crossfit, el deporte me dio estructura, motivación y propósito. Pero con el tiempo, también se transformó en una forma de buscar validación.

Competía para rendir. Para ganar. Para demostrar que era suficiente.

Y detrás de cada logro, de cada podio, de cada aplauso… había un silencio incómodo:

📌 ¿Quién soy cuando no gano?

📌 ¿Cuánto valgo cuando no me reconocen?

En septiembre de 2022, tras una carrera con mi grupo de entrenamiento, Fitpack, sentí un quiebre interno. No fue el cuerpo. Fue el alma.

Ya no podía seguir compitiendo desde ese lugar. Me vaciaba. Me exigía. Me alejaba de mí.

Entonces decidí parar. No dejé el deporte, pero sí dejé de sostener la forma en que lo vivía. Solté al personaje que necesitaba destacar. Me tomé una pausa. Volví la mirada hacia adentro.

El trabajo más profundo: dejar de buscar afuera lo que solo puedo encontrar adentro

Durante meses, me sumergí en un proceso terapéutico. Silencio, meditación, escritura y escucha interna.

Y allí entendí cuántas veces buscaba afuera la validación que solo yo podía darme.

Empecé a hacerme preguntas esenciales:

🔹 ¿Quién soy sin logros?

🔹 ¿Puedo disfrutar sin exigirme?

🔹 ¿Es posible vivir el deporte como disfrute y no como presión?

Luego de mucha observación y reflexión, algo cambió.

Volví a sentir que el movimiento, el entrenamiento, el esfuerzo físico… podían volver a ser rituales de conexión, no de exigencia. El deporte seguía siendo parte de mi esencia, pero ya no como campo de batalla. Sino como espacio sagrado.

Te pregunto, ¿Desde dónde estás compitiendo?

Todos competimos. No solo en el deporte.

📌 Competimos en el trabajo, en la pareja, en las redes sociales, hasta con los amigos y, también, con nosotros mismos.

Pero la pregunta no es si competimos o no.

La verdadera pregunta es: ¿Desde qué lugar lo hacemos? ¿Es desde el ego o desde la esencia?

Competir desde el ego

Cuando competimos desde el ego, lo hacemos desde la carencia:

🔸 Desde la necesidad de ser vistos.

🔸 Desde el miedo a no ser suficientes.

🔸 Desde la comparación constante.

🔸 Desde la urgencia de lograr algo para sentir que valemos.

Esa forma de competir agota. Drena. Nos aleja de nuestra verdad.

Competir desde la esencia

Pero hay otra forma. Competir desde el ser.

Desde la expansión. Desde la curiosidad. Desde la conexión. Desde el juego.

🔹 Es el niño que juega, no el adulto que necesita rendir.

🔹 Es el cuerpo que se expresa, no el que se exige.

🔹 Es el alma que respira, no el ego que empuja.

Hace poco volví a competir.

Después de todo mi proceso, un amigo me invitó a una competencia por equipos… y algo interno en mí dijo “sí”.

Pero esta vez fue distinto.

Sin presión. Sin expectativa. Solo presencia.

Volví a competir no para demostrar, sino para disfrutar.

Para compartir. Para sentir el cuerpo vivo. Para volver a mí.

La competencia como espejo

Hoy entiendo que la competencia puede ser un espejo muy honesto.

Nos revela qué parte de nosotros está conduciendo nuestras decisiones:

📌 ¿La que necesita ser reconocida?

📌 ¿O la que simplemente quiere expresarse en libertad?

Porque competir desde la esencia no significa rendirse o no exigirse.

Significa cambiar la intención detrás del esfuerzo.

Reflexión final

Este post no es una crítica a la competencia.

Es una invitación a la consciencia.

📌 ¿Estás compitiendo desde la herida o desde el juego?

📌 ¿Desde el ego o desde la plenitud?

📌 ¿Para demostrar algo… o para celebrar lo que ya sos?

Si sentís que estás viviendo la competencia con peso, con exigencia, con miedo a no llegar… quizás es hora de parar. De mirar hacia adentro.

Y si lo haces, quizás descubras —como me pasó a mí— que competir también puede ser un acto de amor propio.

Un espacio para volver a vos.

Para jugar.

Para sentirte libre.

🌿 No competimos por ser mejores que otros. Competimos por ser más nosotros mismos.

Stefano Bonanno

Mi nombre es Stefano Bonanno, soy coach, terapeuta, e instructor de movimiento y respiración, con una profunda pasión por el crecimiento personal y una constante búsqueda de evolución.
Estoy dedicado a ayudar a otros a tomar control de sus vidas y a crear su realidad de manera consciente, compartiendo las herramientas que han enriquecido mi evolución personal y profesional a través de mis sesiones, taller y programas.

https://www.stefanobonanno.com
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